SEIS VECES LUCAS

Autor: Ligia Bojunga.

Es un libro escrito para niños y jóvenes, estructurado en seis capítulos, en cada uno de los cuales se narra los diferentes temores o miedos que presenta,  el personaje principal, a muchas situaciones como a quedarse solo, a que le cumplan e incumplan la promesa de un regalo, a la mentira y la traición, y otros temas más.

LUCAS Y LA CARA

En este primer  capítulo el niño Lucas se ve obligado a  quedarse solo en  casa, los padres tienen que salir  a la presentación de una obra de teatro, la cual no quieren perdérsela por ningún  motivo. Dejan a Lucas porque la obra no es para niños, el queda sometido a enfrentar uno de los temores de su vida con la presión de su padre que le dice que los hombres no deben sentir miedo. Busca ayuda, piensa llamar a su tía, pero es probable que su padre se entere, sigue buscando, dibuja un perro para que le sirva de compañía, pero sus trazos no tenían cara de nada. Sigue inventando, sigue creando, llega a un cajón, saca plastilinas y hace una cara, es una cara que a Lucas le gusta mirar, y como le gusta la pega a su cara personalizándola,   con sus gestos, la convierte en un conquistador, en la cara de su madre, y entonces,  le cuenta sus angustias, sus deseos de no quedar solo, hasta llegar a imaginar de robar el vestido para que no salga a bailar con su padre, pero él la desprende de sí mismo, y vuelve a quedar solo. Vuelve, intenta, habla con la Cara, ahora es él, y sólo él, hablándose a sí mismo y descubre que sabe bailar, y baila hasta el cansancio. Entonces ya no se acuerda de nada: “ya ni se acuerda del viento y de la lluvia, de su madre y de su padre, solo siente lo estupendo que es acomodarse así el cuerpo superdentro” y se duerme profundamente hasta que los gritos de los padres, que discuten, lo hacen despertar. El papá lo halla aún con la cara llena de plastilina,  lo reprende y desbarata parte de la cara artificial, y Lucas entra en llanto, inmediatamente el padre lo mira a los ojos y  dice:

“--¿Me has oído bien? No quiero un hijo blanducho  y llorón. Los ojos de Lucas se fijaron  en la masa que había sido la Cara.  Su voz sonó muy baja, un hilo de voz: --Nunca más me vas  a ver llorar.