Autor: Ligia Bojunga
Segundo capítulo.
Lucas tiene el deseo de tener un perro, y
comienza hablar tanto del tema que el padre promete conseguirle uno, pero con
la condición o promesa de no hablar más
del tema hasta el día de su cumpleaños.
Lucas de ese mismo instante comenzó a
fantasear de cómo sería su perro: un pastor alemán, un pequeño perro alargado como salchicha o
lleno de pelos y manchas. Soñaba en cada momento con su perro, y no veía el momento de preguntarle a su padre
por el perro, pero pensaba en la promesa, y no quería romperla. Llegó el día del cumpleaños y al padre se olvidó del regalo prometido. Lucas se enfureció y se
encerró en el baño y no saldría de ahí sino le conseguían el perro. El padre,
viendo la rebeldía de Lucas no pudo más que salir a comprarlo en esos momentos.
Lo buscó por todas las tiendas de perros
y todas las halló cerradas. No pudo conseguir el perro. De regresa a casa halló
a un perro callejero, el cual lo tomó y trajo a Lucas. Lo bañaron, jugaron con
él y lo bautizaron, no sin antes probar
con el nombre de la profesora de artística llamada Leonor, la cual recordaba
profundamente porque ella le parecía
linda y fue muy cariñosa con él: le acariciaba la cabeza constantemente y él se
sentía muy bien. Así que no lo pudo olvidarla y mucho menos cuando le dijo “mi
pequeño timorato”. A Lucas no le gustó
lo de pequeño, pero la palabra timorato se le quedó girando en la cabeza por tanto
tiempo que aún la recordaba, y fue así como decidió llamarlo Timorato.
Timorato recibió de Lucas las
confesiones de sus penas. Lucas cambió su comportamiento, ahora se sentía
seguro, no mostraba las mismas rebeldías. En cambio Timorato, se acostumbro a la compañía de Lucas, y no soportaba quedarse solo cuando
él salía para la escuela. Se volvió nervioso e irritado que cada momento se
orinaba y hacia desesperar a los padres de Lucas. Tanto así, que un día los
padres fueron invitados a la casa de su director, quien tenía dos gatos, por
tal motivo no podían llevar a Timorato, ya que era un perro mal educado y
podría hacer daño a los gatos. Ellos no
se arriesgarían a quedar mal por culpa del perro. Entonces, estaba decido que timorato no iría al
paseo, pero el perro sospechó que lo querían dejar y aprovechó un trueno
terrible para meterse en el auto. El
padre intento sacarlo del auto pero fue mordido, entonces dijo:
--Es te gozque está causando demasiados problemas, Lucas,
hay que hallar una solución. ¡Entra!.
Encendieron el motor y partieron.
En la carretera mientras llovía,
el padre decidió dejar votado a Timorato,
Lucas se sintió mal por imaginarse que timorato podría morir de hambre pero el
padre le dijo que ese un perro callejero no le pasaría nada, él sabría
sobrevivir. Si hubiese sido un perro fino, él no se hubiese atrevido a dejarlo
tirado de esa forma, porque siendo un perro de raza no sobreviviría en la calle.
Lucas tenía la esperanza de
volver a ver a Timorato cuando llegara a casa, pero jamás lo volvió a ver.
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